Se ha vuelto pan de cada día ver en los tabloides el alza en la incidencia delictiva en Morelos. No hay día que un asesinato no ocupe un espacio en las primeras planas o en los primeros renglones de los espacios radiofónicos y digitales.
Y si nos ponemos a echar cuentas, los números no mienten. Tan solo en el último año, por lo menos siete delitos de los más graves se han disparado en el estado, de acuerdo con la organización Semáforo Delictivo y con números del Secretariado Ejecutivo del Dista Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Homicidios, secuestro, extorsión, robo a vehículo, lesiones, violencia familiar y feminicidios fueron semáforo rojo tan solo el pasado mes de junio del presente año, comparado con el mismo periodo del 2022, cuando al menos el secuestro y extorsión registraron una baja en la incidencia de esos delitos e incluso llegaron a calificarse en semáforo verde.
En el caso de los homicidios, subieron de 66 en junio de 2022 a 84 en junio de este año. Y no es que antes estuviéramos mejor en el estado, pero es que 2023 ha sido de los años más sangrientos en la historia de los últimos años y la situación sigue siendo preocupante mientras los números no estén en ceros.
Lamentablemente, no se ve por dónde se pueda revertir la situación a menos que la próxima mano que llegue a mover los hilos del estado pegue un fuerte manotazo en las corporaciones de seguridad y ponga a trabajar a titulares que no solo vengan a cobrar favores o compadrazgos.